La soledad pesa más que la pobreza. Hay adultos mayores que pasan días enteros sin hablar con nadie, sin quien les pregunte cómo están, sin quien los ayude cuando más lo necesitan.
Acompañar es mucho más que estar. Es darse tiempo y escuchar, es tomarse un té juntos, es pedir una hora al médico, es ayudar a postular a un bono, es llevar lo básico para vivir.
Es romper con el abandono hasta en el rincón más alejado de Chile.
Tu donación nos permite estar ahí y lograr que un adulto mayor no tenga que envejecer solo y en situación de pobreza.