Una madre de 81 años que durante toda su vida ha luchado por sus 4 hijos y que hoy se encuentra postrada en cama debido a una enfermedad, en la casa y al cuidado de una de sus hijas, Ingrid, quien lucha por darle toda la atención que su mamá merece. Hoy es ella quien tiene que velar día y noche por Teresita, darle de comer, vestirla, bañarla y cuidarla, tal como su madre cuidó de ella.
Ha tenido que postergar su independencia y desarrollo laboral, lo que hace que todo cueste más, pero lo único que le importa, es que su mamá esté bien y así nunca fallarle.
Si bien Ingrid no tiene la experiencia que requiere el cuidado de un adulto mayor, cuenta con la ayuda de los cuidadores de Atención Domiciliaria del Hogar de Cristo, quienes las visitan constantemente, entregando artículos de aseo personal, conocimiento y acompañamiento, tanto para su madre, como para ella como cuidadora.
Teresita es la representación de miles de madres que hoy requieren del cuidado de sus hijos con apoyo del Programa de Atención Domiciliaria al adulto mayor del Hogar de Cristo.